Hace algunos años llegué aquí de turista y me maravilló, entonces dije…”algún día voy a volver aquí pero a quedarme unos días” y así fue. Cuando inventé este viaje tenía mil ideas y sensaciones, pero había algo que me llamaba y no podía dejar de estar y era Assis. Quería estar, quería quedarme un rato…no sabía bien a qué , pero era algo fuerte, así que lo escuché… Incluso los últimos días, tentaciones varias en Florencia casi me hicieron desistir, pero no, sentía que no me podía fallar a mi misma, tenía que seguir siéndome fiel…y eso era viniendo aquí…
Y aquí llegué una tarde lluviosa en el tren desde Firenze. Tal como me recomendara Padre Francesco, llegando a la estación llamé a Gianni, el taxista que me llevaría al Monasterio. Apareció un italiano bello y encantador como son todos y empezamos a subir la montaña hasta nuestra ermita. La verdad es que me sorprendió lo alto y lo lejos que estaba… antes me había parecido que estaba al lado de la ciudad, pero en fin…
Llegamos, por supuesto más tarde de lo previsto y ya estaban en las vísperas… nadie me podía recibir… sólo me quedaba ir a la Capilla, que además era la única luz del lugar… Aprovecho así de rezar y cantar un poco, hasta el final donde se acerca un padre alto, joven que me dice: “tu sei…? Si, sono io, e tu sei Padre Francesco?”… Hechas las presentaciones del caso, después de dejarme claro que llegaba tarde, me pregunta si he hecho las compras… Por supuesto yo no traía nada (tampoco sábanas, como me había dicho). Solo había pasado al Mc Donald a comprarme un yogourt. Con eso tendría hasta mañana, pensé. Pero él me explica que no se puede ir a comprar porque estamos muy lejos y no es fácil…En fin, me lleva a la “Forestería” (lugar donde se alojan los peregrinos). Me muestra todo, explicándome las reglas, me prende la calefacción, diciendo que hace una excepción por mi, porque soy la única huésped y se va, este padre amable pero muy serio.
Quedo ahí en silencio, y un poco asustada, empiezo a pensar…qué hago aquí , será este el lugar donde tenía que venir?… pienso que no podré salir en 4 días y me empieza el habitual “síndrome del ashram”, de cuando estuve en India (que ya lo conozco); la sensación de encierro, miedo y rebeldía juntas,… pero en fin ya estoy ahí y veremos…. Así que decido mejor habitar el lugar: elijo mi pieza, bella y cómoda en lo simple, con una ventanita que imagino mirará el valle, (ahora ya está oscuro)…descubro en la cocina comida y me cocino una pasta deliciosa… a esas alturas ya se siente calientito y estoy lista para meterme a la cama y dormir... sin dejar de pensar que igual soy bien loca de venir a meterme acá…
Amanezco muy temprano con una energía increíble, después de unos sueños muy lindos… Había pensado ir a las ceremonias más tarde, pero de repente figuraba a las 6 a.m. vestida y de pelo lavado, lista para salir… Insólito en mi…Llego a la Capilla una de las primeras. Descubro que hay también monjas en el lugar…me parece bien que sea un convento mixto…estos franciscanos son definitivamente diferentes. Aparece Padre Francesco, me pasa los libros para las meditaciones y cantos y me acoge diciendo: “sabía que habías llegado, porque sentí la estela de perfume que dejaste en el camino…” que amoroso!... siento alivio y gusto…este padre tan rígido y serio tiene un alma sensible y humana…me encanta!
Y así a las 8:30 a.m. ya estaba levantada, cantada y rezada, lista para empezar el día en la Ermita… Finalmente P. Francesco debe ir a la ciudad y él me ofrece hacer las compras y que yo no me preocupe…Hacemos lista y parte. Yo feliz ya me puedo ir a caminar al bosque que está bello…Ese bosque maravilloso que había recorrido alguna vez y que como me impactó tanto me hizo volver.
Ese bosque milenario me llama…Está húmedo, con unas luces increíbles. Con un tapiz de hojas voy recorriendo caminos, y encontrándome con el misterio y la vida que encierra…Es un bosque sagrado…Estar de verdad en el silencio escuchando a la naturaleza, sólo a ratos interrumpido por algunas campanas, es emocionante.
Recorro los caminos, descubro las grutas naturales en la roca donde se protegían san Francisco y sus amigos, … de pronto una monja sentada en una roca, medita…. Todo está lleno de vida, se sienten los pájaros, esos pájaros y esos árboles a quienes Francisco les hizo su maravilloso Canto a las Creaturas… Me los imagino ahí… más allá una estatua de bronce maravillosa con Sn. Francisco y dos hermanos contemplando las estrellas, midiendo la trayectoria de los astros, absolutamente conectados con la tierra y el cielo… Un panteismo sagrado y elevado a lo más sublime. Que belleza…!
En una pequeña placa, el escultor de la estatua habla de ella:
“La fe da sus verdades a quien la busque, sea por vía de la meditación o a quien la encuentre a través de la contemplación…Francisco contempla extasiado la noche espléndida, yace inmerso en el flujo del amor universal…. La forma del capuchón del sayo recuerda la luna que alude a su empatía con lo creado y la comunión con todas las cosas…. La estrella polar es en la noche el punto de referencia seguro para encontrar la dirección justa, así como la palabra de Dios guía infaliblemente a quien la sigue… Alabado Señor por la hermana luna y las estrellas en el cielo que tú has formado, claras, preciosas y bellas”.
Luego descubro pequeños altares de piedra y asientitos para alguna ceremonia ritual . Recuerdo la 1ª vez que vine y Matías chiquitito y muy emocionado, hizo una crucecita con palitos y quiso dejarla aquí, como muestra de su conexión con el lugar. Hago lo mismo recordando ese lindo viaje que hicimos en familia.
Aquí todo es sagrado. Me siento a meditar y a sentir el bosque…Estoy aquí pero también es Chiloé o cualquier otro lugar. Es la naturaleza, es la fuerza de la creación, húmeda, viva, amorosa y paciente.
Apoyada la espalda en un árbol milenario y con los pies bien en la tierra, -los siento como padre y madre que me sostienen y acogen-, respiro profundamente. Y reaparece una frase de mi sueño de anoche :“eres un ser indefenso”, me decía una voz serena y acogedora… Y si…de pronto en ese silencio, en ese lugar, todo toma sentido, viene la síntesis…ahora entiendo tantas cosas… Aquí estoy en medio del bosque como un ser más, una pequeña creatura en la inmensidad del universo, contemplando y sintiendo la fuerza primordial, el amor universal… Pienso en este viaje y tomo conciencia que yo no he hecho nada, que no ha sido mérito mío, que es Dios, el universo o como cada uno quiera llamarlo, que hizo que todo esto ocurriera… El me preparó, me liberó la conciencia, la mirada y el habla, me abrió los caminos, me puso a las personas a cada paso… Yo sólo soy un instrumento de su obra creadora … Que maravilla! Me siento además absolutamente amada y sobretodo amada tal cual soy! Todo está bien! Thanks God!
Conmovida y sorprendida vuelvo al convento...
Ya ha llegado P.Francesco con la compras, cargado de frutas, verduras y cosas ricas. Que generosidad!...Me hago un almuerzo maravilloso… Como, lavo los platos, cuidando también a la “hermana agua”, como pide un pequeño letrero en el lavaplatos… Aquí cada acto se hace profundamente sagrado…
Hace tiempo no me sentía tan plena y tan en paz…
De verdad tenía que venir aquí…
Y así siguen los días en la Ermita… Todo fluye natural y pacíficamente, la montaña, los cánticos, las palomas blancas, la niebla al amanecer, el sol generoso, el día y la noche calmos.Hasta el gato se ha hecho amigo. Y siempre algo nuevo…ya no estoy sola …Ha llegado también Teresa, un chica de aquí. Bellísima, ha venido a hacer silencio en un momento difícil…, compartimos el lugar, la comida y la vida… conversamos hasta tarde, me cuenta, le cuento, cada una tiene tanto que compartir… hacemos constelaciones de su familia, nos reímos también mucho… es joven, fresca y llena de vida.
Padre Francesco viene a visitarnos en algunos momentos...nos trae alegría, textos para pensar, nos ayuda en la cocina… A ratos parecemos tres amigos de siempre, compartiendo desde el corazón y el alma.
Voy descubriendo en Padre Francesco un ser maravilloso… Me habla de sus caminos. Quiero saber más de su vida, sus votos, de los franciscanos, de ese lugar…Yo le cuento de mis recorridos… hablamos del yoga, de la meditación, de mi forma de trabajar con las personas, de cómo conectarse y sanar desde el corazón. Me pregunta, le enseño a respirar conciente, aprendemos de lo que cada uno sabe… Todo esto en unos lugares increíbles de la ermita construidos en la piedra, con frescos en las paredes y muebles del siglo XIV…
Una experiencia extraordinaria en lo humano y espiritual.
Llega la hora de partir y él ha querido darme el Tau, la cruz de madera en forma de T que usan los franciscanos. Me bendice y entrega ese símbolo maravilloso y simple (es la última letra del alfabeto griego) diciéndome: “ recibe el Tau, como signo de salvación y de libertad interior, con el cual fuiste marcada el día de tu bautismo…El Señor te dé el don de ser testimonio de su amor”... Me siento bien.
Ya me puedo ir, agradeciendo estos días que cierran mi viaje…
Pero antes de dejar Assis, cómo no ir a despedirme del Gioto, Cimabue y los otros en la Basilica de San Francisco… quiero maravillarme una vez más con esos frescos de la vida del santo.
Subo al Centro Storico. Es un día gris, está lloviendo suave…Entro y oh maravilla! Hay un concierto coral de Gospel en plena Iglesia. Un director negro, alto, eufórico y emocionado hasta el éxtasis, dirige un coro enorme con voces increíbles! Ahí, simplemente, abierto al que llegue y quiera escuchar… Qué regalo… de verdad un broche de oro!
Y así fue Assis….. Parece que de verdad TENIA que venir!
Denuevo puedo decir…Thanks God!